domingo, 17 de mayo de 2009

La exclusión social y la Educación Superior en México

Opinión

Tesis Profesionales GUSTAVO DE LA VEGA SHIOTA*

La exclusión social y la Educación Superior en México

Nancy Mena Silva se sumó al Consejo General de Huelga 1999-2000 de la UNAM, como reacción ante los cambios que en los años finales del pasado siglo, el gobierno mexicano aplicaba en la educación pública. Para ella estaba claro que, al igual que miles de jóvenes, quedaría fuera de las instituciones de educación superior por una simple y contundente razón: su condición económica.

La dinámica del movimiento estudiantil la indujo a enterarse sobre las políticas educativas contemporáneas de México, descubrir el fenómeno más allá de los discursos de los actores y aclarar su propia participación personal, frecuentemente increpada en sus círculos sociales, debido a la confusión que provocaban los medios de comunicación.

Cuando se reanudaron las actividades en la UNAM, ella decidió continuar hurgando en el tema. Así, en nuevas condiciones, dio cause a su naciente compromiso personal y social como universitaria, por lo que dentro del Taller de Investigación Sociológica que cursó en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, lo asumió como proyecto de trabajo. Su interés intelectual y compromiso social se incrementaron, por lo que al finalizar la carrera de Sociología lo convirtió en materia de tesis. Estaba claro que el asunto le apasionaba y la inducía a un estudio más profundo. Para ese momento, una categoría guiaba su investigación; era la exclusión social y le permitiría un enfoque dialéctico, que iba más allá del enfoque determinista de la pobreza y sus remedios asistencialistas y caritativos.

Asumió la necesidad de abordarlo desde una perspectiva multidimensional, que encontró en el marxismo histórico, por lo que indagó las bases teóricas del neoliberalismo, la sociedad del conocimiento y sus repercusiones en las políticas educativas.

Explica en su tesis la joven socióloga que realizar una revisión del concepto de exclusión social fue un trabajo arduo, porque en México no había en ese momento suficientes estudios que relacionaran dialécticamente a la educación superior y la exclusión social.

Sin embargo, ella que se iniciaba, asumió esa tarea y haberlo logrado le satisface.

A fin de comprobar sus hipótesis sobre la exclusión social de los estudiantes de la UNAM, planeó una amplia consulta en anuarios, boletines y encuestas oficiales de las universidades e instituciones oficiales y comprobó que la función social de la educación cambia de acuerdo con los fines institucionales y la cultura dominante, que actualmente son acordes a la Economía del Conocimiento. Por eso, los fines de la educación se reducen a la rentabilidad económica, mediante la formación de recursos humanos y de innovación, provocando una mayor complejidad de la exclusión social en detrimento de la población.

En sus conclusiones, Mena Silva destaca que la búsqueda del plusvalor económico por medio de la educación, acarrea un cambio en la división social del trabajo, que lleva a una constante adaptación del profesionista, al promover una mayor hibridación de funciones en una sola persona. Sin embargo aunque el estudiante pueda adquirir tales habilidades, adaptándose y aprendiendo los códigos de la modernidad, su éxito profesional no depende de tal formación, sino de factores estructurales como el desempleo, las inequidades culturales e influencias, por lo que al no haber un aumento de la calidad de vida del profesionista, ni un mayor bienestar personal ni social, sigue en el proceso de exclusión o autoexclusión.

Remata que es necesario asumir que la autoexclusión no es un problema individual porque, como lo corroboró, éste es estructural y que, en consecuencia, no se puede aceptar el trillado dicho de que “todos tienen las mismas oportunidades de desarrollarse, pero hay quienes lo aprovechan y hay quienes no quieren hacerlo”. Asume con objetividad y racionalidad que ella, como un caso de su investigación, concluyó sus estudios profesionales, escribió su tesis, fue aprobada y, en esas nuevas condiciones, se ha desempeñado como profesora y, sin embargo, no ha tenido movilidad económica.

*FCPyS de la UNAM

L O S J O V E N E S E N M E X I C O

Abril ABRIL 12, 2009

Opinión

Tesis Profesionales GUSTAVO DE LA VEGA SHIOTA*

L O S J O V E N E S E N M E X I C O

Luis Antonio Mata Zúñiga explica que para su tesis profesional de Ciencias de la Comunicación eligió un asunto que a él atañía de manera directa. Fue el problema existencial y cultural de su generación. El lo vivía, lo sentía y por eso quiso comprender la forma como los jóvenes que nacieron en la década de los años ochenta, particularmente en México, habían construido una cultura en términos de prácticas y formas de reproducción social, dentro de un contexto caracterizado por una crisis permanente.

Acudió a expertos de la sociología europea contemporánea y la corriente de los Estudios Culturales, que integran sociología, teoría literaria, teoría del cine y antropología para estudiar fenómenos culturales en la actual sociedad industrial y que generalmente concentran sus observaciones en las relaciones entre ideología, raza, clase social, tecnología y género, a fin de entender la problemática. De manera especial, consultó al politólogo Ronald Inglehart, quien sostiene que el postmaterialismo es una tendencia de cambio cultural que está vinculada con la seguridad y el crecimiento económico. Comenta el tesista de la UNAM que aunque tales perspectivas en algunos puntos son opuestas, a él le permitieron formalizar ciertos aspectos de las construcciones culturales de la población que abordó.

A partir de ese marco teórico, eligió al género del relato, reivindicado recientemente por la sociología francesa en la investigación directa o de campo, como su método de estudio. En consecuencia, empleó la técnica de la entrevista para conversar sistemáticamente con sus informantes a lo largo de meses de trabajo, en los diferentes escenarios que eligió como el espacio de la exploración.

Entre los fundamentos que soportan su análisis sobresale el que afirma que la gente tiende a ser caracterizada por atributos culturales duraderos, de lo que se deduce la posibilidad de que un cambio cultural solo tiene cabida en “momentos límites”, o bien tras un largo proceso de transformación, procesado de generación en generación. Sin embargo, pese a lo profundo de las transformaciones, ciertos valores esenciales persisten a pesar del paso del tiempo. En relación a los factores económicos, explica que si bien es cierto no son un hecho totalmente determinante para la construcción identitaria, así como para el establecimiento de normas culturales, sí representan en gran medida el peso mediante el cual se realiza la selección de los valores culturales de una sociedad. En consecuencia, la confianza y la solidaridad, por ejemplo, son atributos colectivos que influyen en actitudes sociales, como la participación ciudadana.

En sus conclusiones Antonio Mata Zúñiga establece que en la generación de los años ochenta se agudizó la percepción utilitaria de la actividad económica, lo que ha provocado en estos tiempos que, por ejemplo, en el caso del trabajo, esos jóvenes dejen de lado su sentido social y trasformador y solo lo perciban como medio proveedor de bienes materiales. En la misma dimensión, precisa que se han intensificado los valores asociados con el individualismo, siendo la competencia y el éxito vocablos habituales en su cotidianeidad. Esa generación acepta, de modo irreflexivo, las formas culturales derivadas de esta visión individualista del mundo, lo que habla de un incremento en la preferencia subjetiva de lo privado, en detrimento de lo público.

Por otra parte, destaca que las problemáticas que interesan a esos jóvenes están asociadas con aspectos relacionados al trabajo, educación, participación política, familia, desconfianza hacia las instituciones y migración. Ese sector de la población mexicana, que ahora está a punto de cumplir los 30 años de vida, comparte ampliamente una característica cultural, que ciertamente es común en el país, y es la baja o nula confianza y respeto por las instituciones políticas y sus autoridades, a las que invariablemente asocian con la corrupción. Por eso en tal generación prevalece la convicción de que la corrupción es el principal obstáculo para alcanzar una verdadera democracia, independientemente del conocimiento específico que ellos poseen sobre el término y de que, además, ignoren los medios para superarla y posean la experiencia para conseguirlo.

*FCPyS de la UNAM

La teología de la liberación y el Movimiento Zapatista

16 de marzo de 2009

Opinión

Tesis Profesionales

GUSTAVO DE LA VEGA SHIOTA

La teología de la liberación y el Movimiento Zapatista

Cuando Enrique Ortega Correa estudiaba el bachillerato en un seminario vicentino de Lagos de Moreno, Jalisco, conoció a Samuel Ruiz.Descubrir la sabiduría y compromisos de ese hombre con la gente, generaron en el joven un gran interés por el estudio de la Teología de la Liberación. Su inquietud por valorarla en sus alcances y ubicarla en espacios más amplios que le permitieran comprender su potencialidad, lo llevó a estudiar en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Cumpliendo con ese propósito, cursaba los primeros semestres de la carrera de Sociología cuando surgió en Chiapas un movimiento armado constituido por indígenas, en el que percibió la presencia de dicha teología y sintió interés en comprobarlo, por lo que decidió elegirlo como tema de su tesis profesional.

Fue necesario desarrollar un marco de referencia en el que abordó categorías de análisis como ideología, religión, clases sociales, proletarización del campo, movimientos armados, opresión y liberación, entre otros. Una sistemática búsqueda documental sobre ese acontecimiento, así como entrevistas y observaciones en pueblos indios, le permitieron comprobar que aquel era un movimiento indígena, soportado en las comunidades eclesiales de base, cuya perspectiva ideológica estaba sustentada en la Teología de la Liberación. Sus indagaciones le confirmaron que ese escenario se radicalizó con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio que México suscribía con los Estados Unidos y Canadá, así como por los cambios sustanciales que se realizaron a la legislación agraria, que provocaría un despojo y todavía mayor miseria en los indios.

Descubrió que para los pueblos indios existía la convicción de que esos actos gubernamentales permitirían la venta y renta del ejido, ante lo cual empresas nacionales y trasnacionales se apoderarían de la tierra, através de diversas formas y fines, en una región rica en diversos recursos como petróleo, gas, uranio, agua, maderas, miel y maíz, entre otros.

El estudio del sociólogo descubrió que la Teología de la Liberación había permitido que los indios tomaran conciencia de su papel histórico y que también los preparó para su defensa. Por eso, en ese momento el trabajo de las comunidades eclesiales ya no pudo contener en la clandestinidad a los indígenas chiapanecos, por lo que ellos optaron hacerse escuchar por las armas, pues era la última opción de su lucha social.

Es muy significativo que el joven sociólogo, formado inicialmente en un seminario, haya sido sensible ante el dolor y la injusticia, frente a la opresión y la impunidad y que concluya que debe existir una teología con una praxis liberadora. Como también que no se use a la religión para la opresión, el sometimiento y la manipulación, como regularmente lo hace el catolicismo entre los pobres de México y muchos otros lugares más, ahora y en otros tiempos .

Enrique Ortega Correa debe sentir una gran satisfacción de que su tesis esté considerada como obra de consulta de misioneros católicos, lo mismo de la Sierra Tarahumara en el mexicano estado de Chihuahua, que de la República de Mozambique en el sureste de África y que, además, se encuentre en la Biblioteca Vaticana de la Santa Sede, pues se le reconoce útil para el estudio de las etnias, en la perspectiva de una línea de acción pastoral, que atienda a las necesidades de los indígenas, más que cristianizar desde afuera de la comunidades.

EL LLANTO. UNA VÍA COMUNICATIVA

Opinión

EL LLANTO. UNA VÍA COMUNICATIVA GUSTAVO DE LA VEGA SHIOTA

Martha Patricia Roque Revuelta vivió una experiencia que le dejó huella en su forma de pensar e interpretar la realidad y le provocó, además, diversas dudas y preguntas. Fue en un poblado de la región Huasteca del Estado de San Luis Potosí, donde ella participó en una procesión fúnebre, cauterizada por un ambiente colectivo de tristeza y pesar. En un principio, como todos los allí presentes, permanecía cabizbaja y callada, hasta cuando escuchó la música de los hupangueros y sin darse cuenta, las lágrimas corrieron por sus mejillas y la invadió un gran sufrimiento.

De los violines y las guitarras surgían acordes luctuosos que estimulaban esa conducta. Se percató entonces que los otros asistentes compartían la misma experiencia. Efectivamente la música había detonado el llanto de todos. ”El dolor se volvió común. Los presentes experimentamos un proceso catártico y empático”, comenta.

Reflexionando sobre esa vivencia y después de haber tratado de realizar su tesis sobre un tema que había trabajado en su servicio social y no le satisfacía, decidió elegir como objeto de estudio al llanto.

Comprendió que el enfoque y tratamiento del asunto deberían ser interdisciplinarios y ella se sentía capaz de hacerlo, pues en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, la carrera de Ciencias de la Comunicación tiene esa característica en la formación académica de sus alumnos. En su planteamiento destaca que las lágrimas expresan un código o un lenguaje que merece un estudio profundo, lo mismo desde una perspectiva físico-naturalista, pues el fenómeno se ubica en un cuerpo, como psicológica, al ser la expresión de la relación mente-espíritu-individualidad y, también social, pues está ubicado en comunidades y refleja convencionalismos. El discurso aborda la catarsis, la empatía y su correlación con el llanto, el inconsciente colectivo y el efecto cadena, ubicado en dimensiones de género.

Fue la lectura de autores como Kant, Schopenhauer, Lipps, Caso, Worringer, Schelling y Hegel, entre otros, lo que le permitió un marco referencial sustantivo. También analizó la relación entre pérdida, pena y dolor y su relación con bloqueos emocionales, depresión y melancolía. Todo eso para llegar a argumentar, desde la óptica lingüística y semiótica, que el llanto es un fenómeno social y una vía comunicativa que se comprende y observa a través de distintos procesos y manifestaciones humanas. Fundamental en esta parte analítica fue el apoyo de autores como Eco, Saussure, Barthes y Pierces.

La tesista precisa que el llanto es una vía comunicativa, porque es más específico comunicar un mensaje particular valiéndose de las lagrimas, los signos corporales o gestuales y, principalmente, por ser un código en sí mismo. Eso la hace diferente a los medios de comunicación que emplean estos mismos elementos para transmitir un mensaje. Sin ocultar el afecto por su trabajo, culmina exhortando a sus lectores a destapar lagrimales y librar llantos, tabúes y estereotipos y dice: “demos rienda suelta a nuestros sentimientos y dejémonos arrastrar por el placer envolvente de nuestras propias lágrimas”.

EL GRAFFITI, MANIFESTACIÓN DE LA CULTURA URBANA

Columna

EL GRAFFITI, MANIFESTACIÓN DE LA CULTURA URBANA GUSTAVO DE LA VEGA SHIOTA*

Cuando Sandro Leal Domínguez iniciaba sus estudios de la carrera de Sociología en la UNAM, vivía en una colonia de la Delegación Tlalpan en el Distrito Federal, en donde cotidianamente observaba que “las mejores bardas” eran el escaparate de imágenes y textos con formas extrañas. Supo que eran plasmados por jóvenes y que lo hacían clandestinamente a altas horas de la noche, pues evadían a los dueños de las paredes, a vecinos, a muchas otras personas que los rechazaban y, sobre todo, a la policía. Comprendió que los mensajes que contenían y sus formas eran intencionalmente diferentes y opuestas a los formatos convencionales, pues tenían la finalidad de ir en contra de la cultura dominante. Se trataba del graffiti. Posteriormente, cuando debió elegir un asunto para trabajar en el Taller de Investigación Sociológica, decidió estudiar ese hecho y lo continuó como tema para su tesis profesional, pues se propuso comprenderlo desde la perspectiva de la contracultura, que algunos científicos sociales han analizado.

En la contextualización social del fenómeno, indagó que el neoliberalismo produjo alta desigualdad social y económica, lo que generó un gran descontento social en diversos sectores. Uno de ellos fue el de los jóvenes, ignorados por una política de Estado que no atiende sus diferentes problemas. Así, algunos de ellos, que toman conciencia del deterioro o ausencia de oportunidades de desarrollo y bienestar, canalizan su inconformidad a través del lenguaje que les ofrece el graffiti ilícito, medio a través del que desfogan su coraje y frustración. El tesista de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales precisó que esa práctica es importada de los Estados Unidos, donde la pobreza e inconformidad de muchos jóvenes también era crítica. Encontró que en ambos países la expresión trasgresora por si sola, ya significaba la realización de un acto de inconformidad, suscrito por un seudónimo a través de ciertas siglas, en inglés: crew.

Al encontrar que el graffiti es una tendencia mundial y que, pasado el tiempo, ha dejado de ser un secreto social y se ha convertido en una herramienta de expresión sistémica o alternativa y que no escapa a las leyes básicas del mercado, especialmente a las de la oferta y la demanda, así como al consumo y al individualismo, Sandro Leal decidió involucrarse con los graffiteros. Su intención fue precisar a través de la observación participante en que radicaba la contracultura, la cultura popular, la escena, la subcultura, la cultura juvenil y la tribu urbana. Su experiencia le llevó a conjeturar que el graffiti realmente comprende una alternativa juvenil ante la ideología neoliberal. Cabe destacar que, consecuente con la ética de un investigador, nunca oculto a los graffiteros que era un sociólogo que investigaba con fines de análisis y para realizar su tesis y no un impostor que usaría la información con otros propósitos.

De sus resultados destaca la precisión de que en las dos modalidades, vandálico y tolerado, el graffiti se propone la crítica social, pero que paulatinamente esa característica se ha perdido y ahora solo es utilizado como un pretexto para proveerse de adrenalina, marcar territorios y conseguir fama. Se ha convertido en una moda, por lo que su línea critica se ha distorsionado y comercializado. El anonimato de sus inicios, proferido solo por una placa, tag o seudónimo, se pierde cada vez más y ahora se exhibe y comercializa en muchos medios de comunicación o tianguis ad hoc, quienes los presentan como un producto comercial más. Finalmente, concluye que “todos los graffiteros quieren tener sus cinco minutos de fama”.

*FCPyS. UNAM

IDENTIDAD CULTURAL EN PUEBLOS ORIGINARIOS: SAN LUIS TLAXIALTEMALCO, XOCHIMILCO

Opinión

IDENTIDAD CULTURAL EN PUEBLOS ORIGINARIOS: SAN LUIS TLAXIALTEMALCO, XOCHIMILCO. GUSTAVO DE LA VEGA SHIOTA*

En la actualidad cada vez más investigadores profesionales superan el prejuicio de no poder abordar hechos de los cuales ellos son protagonistas. Sin embargo, sigue persistiendo la negación a hacerlo, por miedo a que los hallazgos no sean manejados con objetividad, en tanto que se es parte del objeto de investigación. Vencer esa actitud debe iniciarse desde la formación escolar y son precisamente las asignaturas en donde los estudiantes abordan la teoría del conocimiento y se inician con proyectos concretos en la actividad investigadora, en donde los profesores deben fomentar ese acercamiento sin prejuicios o dogmatismos. Los alumnos estudian teorías y analizan problemas de espacios colectivos como la familia, barrio, escuela, iglesia y nación, por solo citar algunos, que les permiten comprender sus propias historias personales.

Descubrir y entender quienes son ellos mismos les concede primero una identidad propia y, como enseguida, elementos reales para diseñar un proyecto de vida, que es inexistente en jóvenes que solo transitan como máquinas receptoras de información, a los que se conduce a un destino preestablecido y, por supuesto, no elegido por ellos.

Cynthia Viridiana García Martignon, exalumna de la licenciatura de Ciencias de la Comunicación de la UNAM, manifestó claramente su interés por abordar en su tesis profesional un asunto de su vida personal y familiar. En la elección de su tema fue determinante una experiencia vivida fuera de su país, donde cotidiana y empíricamente percibió sus semejanzas y diferencias con otras personas. Después, al cursar los talleres de investigación sociológica y algunas materias teóricas, comprendió la necesidad de entender al otro, lo que reforzó su inquietud y curiosidad intelectual, hasta convertirla en el tema de su primera investigación profesional.

Inició su trabajo con una búsqueda documental que le permitió entender, desde la perspectiva teórica, el proceso de la identidad y encontró que la construcción de las identidades sociales, específicamente de la cultural, se desarrolla en contextos sociales compuestos de una creciente complejidad cultural. En su discurso la comunicóloga García Martignon señala a la temática identitaria como uno de los principales procesos socioculturales para comprender diversas expresiones de la vida cotidiana contemporánea, cargadas de sentido y significaciones, particularmente en los pueblos originarios.

Luego, con ese marco referencial, eligió como universo de estudio a San Luis Tlaxialtemalco, pueblo originario de la ciudad de México, asentado en Xochimilco, el cual conserva la tradición del cultivo de flores en las legendarias chinampas. Allí descubrió que la construcción de las identidades culturales responde a una cuestión inscrita en la dimensión simbólica de la forma cómo viven y se apropian de referentes particulares, que tienen sus bases en el principio de comunidad de los pueblos indios, formado por elementos como el territorio donde se asientan, el cultivo tradicional agrario, las formas de organización cívico-político-religiosas y las tradiciones y costumbres, como fiestas, ferias, peregrinaciones, procesiones y velorios, las cuales conforman una cosmovisión que frecuentemente es incomprendida y hasta rechazada por la cultura dominante, pero que permiten la cohesión y sentido de pertenencia, que generan esa diferencia identitaria que no tienen otros grupos .

TESIS PROFESIONALESHACIA UN FORTALECIMIENTO DE LA UNIVERSIDAD PÚBLICA

Opinión

TESIS PROFESIONALESHACIA UN FORTALECIMIENTO DE LA UNIVERSIDAD PÚBLICA

GUSTAVO DE LA VEGA SHIOTA*

Cientos de estudiantes en México siguen realizando el trabajo exhaustivo que implica una tesis profesional para concluir sus estudios de licenciatura, no obstante la intención de desaparecerla y la amplia oferta de opciones de titulación que ahora se ofrecen a cambio. Es añejo el rechazo a la tesis como forma de titulación, lo que ha propiciado que se le imputen una serie de debilidades, contradicciones y vicios, como el que no sea fácil su realización, ni rápida su ejecución, ni de bajo costo, ni de sencilla gestión.

Estas y otras “razones” más son utilizadas por personeros de algunos organismos internacionales para descalificar a la tesis, que representa el último trabajo escolar y el primero profesional que desarrolla un estudiante de licenciatura y que implica el esfuerzo no sólo del autor, sino de toda una política educativa, científica y nacionalista que se concreta con la participación de comunidades académicas e importantes recursos institucionales y sociales.

Pero los denostadores encubren su verdadera intención que es, sin duda alguna, la de debilitar hasta su extinción la formación de científicos mexicanos en todos los campos del conocimiento y el saber. El propósito de estas perniciosas intenciones está inscrito en la decisión de imponerle a la educación superior de países dependientes, como el nuestro, criterios de eficiencia, eficacia, rentabilidad, rendimiento, producción, calidad y tantos otros del ámbito de los negocios, que beneficien sus políticas y prácticas de dominación.

Las autoridades universitarias impulsan la titulación de sus egresados –ahora solo de licenciatura- con opciones que contravienen las razones fundamentales de la educación superior, frente al temor que conlleva el desprestigio de no salir bien evaluadas y/o certificadas y, en consecuencia, ver reducida su asignación presupuestal por razones atribuidas a la eficiencia terminal. Así, pasan por alto, o asumen con docilidad, que la evaluación y la certificación la realicen organismos privados, cuya legalidad y legitimidad es muy cuestionable y que la implementan con criterios superfluos y ajenos a una verdadera formación integral.

Por si no fuera suficiente lo anterior, la verdad es que el temor a la reducción presupuestal no tiene razón de ser, puesto que de todas formas esa es una tendencia gubernamental claramente definida en México por el Fondo Monetario Internacional, por el Banco Mundial y por la OCDE, durante los últimos 20 años, que tiene el claro fin, aunque encubierto, de asfixiar a las instituciones públicas a fin de someterlas a la privatización y a la sumisión científica y tecnológica del exterior.

La sociedad mexicana tiene claro que los científicos formados en las universidades públicas han sido y son artífices de proyectos que han generado desarrollo y bienestar social y, por lo tanto, que su mérito es invaluable. No obstante esa convicción popular, cada momento se corre el riesgo de que, como en el reciente debate sobre la privatización petrolera, se evidencie que abierta o encubiertamente se busque contratar a científicos y técnicos extranjeros, con sus correspondientes empresas, capitales e intenciones, “en tanto que en México no los hay”.

Tal afirmación no sólo es ofensiva, sino ignorante de la historia de instituciones como la Universidad Nacional Autónoma de México y el Instituto Politécnico Nacional, que han formado generaciones de expertos en ese campo y muchos otros, con un reconocimiento y prestigio internacional.

La legitimad social del trabajo de profesionales de disciplinas de las ciencias naturales y las llamadas exactas es absoluto, sin embargo en el campo de las ciencias sociales y las humanidades los aportes no son tangibles y por eso las críticas malintencionadas son más acres. Será propósito de esta columna presentar algunas tesis de licenciatura del área de las ciencias sociales y humanidades, cuyo valor no se evidencia en cuestiones materiales, pero cuya importancia es estratégica para la sociedad y el estado mexicano.

*Profesor de la UNAM

gvegashiota@mail.politicas.unam.mx